Ante las insistentes dudas y controversias surgidas en clase, voy a proceder a aclarar los términos del próximo cambio de hora:
Será la madrugada del último domingo de marzo, o sea, la noche del sábado al domingo 28 de marzo.
Habrá que adelantar una hora los relojes, o sea, a las 2 hay que poner las 3 de la madrugada.
Nos tendremos que levantar una hora más pronto de lo que nuestro cuerpo está acostumbrado, o sea que dormiremos una hora menos. Aunque estaremos de vacaciones, así que, a no ser que alguno aproveche las vacaciones para buscar algún trabajillo temporal, vaya a coger un autobús o un tren o haya quedado para hacer deporte, creo que a nadie la importará. A cambio, a partir de ahora se hará de noche mucho más tarde. También cuando nos levantemos será todavía de noche, pero en un par de semanas el alargamiento natural de los días lo resolverá.
Así que cuidado con adelantar también el despertador, o llegaréis una hora tarde si habeis quedado. Aunque me apuesto a que el premio a la tontería más grande me lo llevo yo: un año nos fuimos a pasar la Semana Santa a Santander (yo soy de allí); había quedado con mi hermano, sus hijos y todos los míos temprano para salir al mar. Para que no hubiera malentendidos, mi hermano me recordó el día anterior que había que cambiar la hora. Y yo en efecto, me acordé... pero en lugar de adelantar la hora, la atrasé... ¡y llegamos 2 horas tarde!
Para leer las razones (económicas) por las que se lleva a cabo el cambio de hora, pincha aquí. También puedes leer éste post (pero ojo, que fué el que escribí con el otro cambio de hora, el de otoño. Ahora es todo al contrario).
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