
Lo que más me ha llamado la atención es que la media de gasto en lotería (lo que se ha llamado el impuesto de la felicidad, ya que excepto el % que se destina a premios, el resto son ingresos directos para el Estado) POR PERSONA es de 100 €. Pues este año yo he decidido no comprar ni el número del instituto. Y si les toca a todos menos a mi, qué se le va a hacer, seguiré trabajando. No quiero pagar un impuesto por ser feliz, y menos después de la charla del otro día de Pedro Amador.
Buen dato para afrontar la sesión que haremos sobre consumo responsable.
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